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 Cabos Sueltos de la Expansion The Burning Cruzade

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WalTheR
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MensajeTema: Cabos Sueltos de la Expansion The Burning Cruzade   Cabos Sueltos de la Expansion The Burning Cruzade Icon_minitimeJue Ago 21, 2008 10:15 pm

No vallan a creer que yo escribi todo esto...Pero si lo lei y lo quiero compartir con ustedes:

La Cruzada Ardiente: el nuevo plan de Kil'jaeden.

Para los que jugamos Warcraft 3: The Frozen Throne y llegamos hasta el final del juego, la situación nos quedó clara de la siguiente manera: Arthas, traicionado por Sylvannas y debilitado a causa del ataque de Illidan al Trono de Hielo usando el Ojo de Sargeras, viaja a Northrend para salvar al Rey Lich de su destrucción por parte del Cazademonios, quien a su vez, tras haber fallado en su primer intento de acabar con el Oscuro Señor de los Muertos, se ve obligado a realizar un último intento por acabarlo o sufrir la ira de su amo, el demoniaco Kil'jaeden. Todos recordamos la batalla final por el Trono de Hielo, la épica Frostmourne chocando con las Espadas Dobles de Illidan, y el tajo en el estómago que Arthas le hace al semielfo, dejándolo sangrante sobre la nieve, mientras el Caballero de la Muerte asciende triunfal y se coloca la armadura del Rey Lich tras liberarlo del Trono de Hielo.

Hasta allí todo bien. Todos nos maravillamos y dimos a Illidan por muerto, y a sus aliados (los naga de Vashj y los elfos de Kael) por derrotados.

Con el lanzamiento de "The Burning Crusade" (aunque quizás ya desde antes), nos enteramos que Illidan no murió en la batalla con Arthas, sino que solo fue herido y que sus lacayos se encargaron de regresarlo a Outland para una dura recuperación. Aparecieron, entonces, las voces de protesta: "pero si Arthas lo mató", "¿no era que Arthas le había abierto el estómago con la Frostmourne", "pero si Illidan está muerto", etc, etc, etc.

Pues sí. Como B1i22@rd ya nos tiene acostumbrados, Illidan hizo un regreso inesperado (o quizás no tanto) y estaba vivo, herido, pero vivo, y ese hecho (que estuviera vivo y que hubiese fracasado en destruir al Rey Lich) permitía darle cuerda a la tan temida venganza por parte del iracundo Kil'jaeden.

Y eso fue algo que todos nos quedamos esperando. Al principio, todos nos preguntábamos: si Illidan sobrevivió, ¿por qué Kil'jaeden no cobraba la venganza prometida? ¿Por qué dejaba que Illidan se recuperara en el Templo Negro y organizara sus fuerzas? ¿Por qué no aparecía en una tormenta demoniaca y aplastaba al Traidor con toda la ira de su poder?

Para entender esto, hay que tener clara la personalidad de Kil'jaeden. Ante todo, Kil'jaeden es "El Embaucador". Le gusta crear planes retorcidos y maquiavélicos para ejecutar sus venganzas y obtener sus objetivos, planes que generalmente son complejos, astutos y con una gran dosis de cinismo e ironía. Aparecer de la nada y aplastar a Illidan de un golpe es algo propio de Archimonde, pero no de Kil'jaeden. No es su estilo. Ya lo demostró en innumerables ocasiones, pero para muestra, dos botones: 1) corrompió mediante engaños a toda una raza, los orcos, con el solo objetivo de vengarse de Velen y los draenei, y después de lograrlo, simplemente los dejó abandonados a su suerte (que implicaba su autodestrucción: dos pájaros con una misma piedra); 2) la creación del Rey Lich, a partir de la tortura de Ner'zhul, fue parte de un plan maestro que involucraba la formación del Azote para destruir a la Alianza desde adentro y así hacer más sencilla la invasión de Azeroth, algo que no se le ocurrió ni al mismo Sargeras.

Por esta razón, su venganza contra Illidan implicaba un plan retorcido y maquiavélico, propio de su estilo, donde no solo acabara con su fracasado lacayo, sino que le dejara la puerta abierta a sus propias ambiciones megalomaníacas. Es allí donde entra a jugar un papel importantísimo Kael'thas Sunstrider.


Outland: una pantalla.

Para llevar a cabo su plan, Kil'jaeden necesitaba de un lugar estratégico. Éste lugar era Outland, naturalmente, por estar este planetoide ubicado en una dimensión donde se cruzaba el mundo físico con el Torbellino del Vacío. Este conocimiento, sin embargo, no era exclusivo de Kil'jaeden. Luego de su fracaso en destruir el Trono de Hielo usando el Ojo de Sargeras, Illidan sabía que, para refugiarse de la cólera de Kil'jaeden, tenía que controlar esta zona vital, cortándole al demonio toda posibilidad de entrar en contacto con él.

Para esto fue que Illidan escogió Outland. Muchos han cuestionado que, si Illidan realmente le temía a Kil'jaeden, ¿por qué escogió Outland como refugio? Simplemente fue una movida táctica: Illidan creyó que, cerrando los portales de Ner'zhul en Outland, evitaría que la Legión recibiera refuerzos y a la vez, evitaría que Kil'jaeden tomara control de ese territorio, pudiendo organizar una revancha contra él.

Pero Illidan sabía que no podía tomar Outland él solo. Sus nagas habían sido eficientes hasta ahora, y sobre todo, fieles, pero si quería derrotar a las fuerzas de Magtheridon, mucho más numerosas y con constantes refuerzos a través de los portales, iba a necesitar más aliados. Aquí fue donde surgió la idea de reclutar a los elfos de Kael. Illidan sabía de la sed de magia de los elfos, de cómo estos habían sido traicionados por sus antiguos aliados, y de la sed de venganza que colmaba sus corazones. Conocía sus antecedentes por haber sido él mismo aliado de los Highborne durante la Guerra de los Ancestros. Puso a Kael en un entredicho: aceptar la ayuda de un demonio a cambio de la sobrevivencia. Y Kael, con todo y el conflicto moral que eso implicaba, tuvo que aceptar lo primero si quería salvar a su gente. Illidan, entonces, le enseñó a los elfos como obtener energía de los demonios, pero solo lo suficiente para derrotar a sus enemigos y no que eventualmente le traicionaran: Illidan sabía que los Highborne no eran, nunca habían sido, totalmente de fiar. Vemos que, al final, sus preocupaciones eran reales: Kael'thas lo terminó traicionando.


Comienza el Ajedrez.

Colocadas las piezas, Illidan comenzó su ajedrez: atacó los portales de Ner'zhul, cerrándolos y aislando a su rival de turno, el pit lord Magtheridon, de recibir refuerzos. Para esto, unió fuerzas con los elfos, necesitados de magia, y con los Tábidos de Akama, que hacía años peleaban una guerra perdida contra la Legión, con el único objetivo de sobrevivir.

Magtheridon demostró no ser muy buen general: los Illidari derrotaron a sus fuerzas de orcos viles y demonios, y tomaron control del Templo Negro, su centro de operaciones. Cuando la victoria parecía segura, sucedió algo que Illidan no había previsto: Kil'jaeden ya había imaginado todo el plan de Illidan y se había preparado para su eventual triunfo en Outland. Apareció cuando nadie se esperaba que estuviera allí y conminó al Cazademonios a obedecerle o sufrir "su ira eterna".

Es claro que Kil'jaeden es un ser muy poderoso: hasta el mismo Illidan le temía, y por haber absorbido los poderes (y memorias) de la Calavera de Gul'dan (Gul'dan fue aprendiz de Kil'jaeden) sabía que tal enemigo era demasiado incluso para él. Por eso, Illidan termina reconociendo que "tal vez ocultarse en Outland no había sido la decisión más prudente".

Pero hay más. Ya desde su aparición frente a Illidan en el Templo Negro, Kil'jaeden empezaba a fraguar su venganza: le iba a dar otra oportunidad a Illidan porque "estos aliados que tienes parecen prometedores". ¡Kil'jaeden ya había caído en cuenta de que podía vengarse de Illidan usando a Kael! Retorcido, maquiavélico, inmoral... Y demasiado astuto. ¡¡Ya desde Warcraft 3, B1i22@rd nos está relatando el final de "The Burning Crusade"!!


La Tragedia de Illidan

El mayor engaño que hemos tenido desde antes del lanzamiento de "The Burning Crusade", es creer que Illidan Stormrage es el antagonista principal de la expansión. Error. Sí, Illidan, ese personaje fascinante, antihéroe por excelencia, cuyo club de fans compite por el primer lugar con Arthas, no es el villano de villanos de esta primera expansión. En la vorágine de eventos que constituye la historia de Warcraft, Illidan es un personaje importante, pero no es el personaje principal de "The Burning Crusade". Ese honor le corresponde a Kael'thas Sunstrider.

Es cierto. Véanlo claro. Al final, termina siendo Kael'thas más peligroso que el mismo Illidan, al punto de que tenemos que matarlo ¡dos veces! Illidan es fascinante, poético, tragicómico, casi "shakespiriano", pero termina como siempre: siendo el pato de la fiesta.

Imaginemos esto: Illidan ha prometido un futuro glorioso a los elfos si le siguen, pero todo es una charada. Allí, mientras se desangra sobre la blanca nieve de Icecrown, Kael'thas confirma lo que sospechaba desde que viese al semidemonio temblar ante Kil'jaeden en Outland: que su maestro en realidad no es todo lo poderoso que esperaba, que el futuro de su pueblo no está asegurado como había creído.

Más aún, y como el mismo Kael lo dice en la cinemática de "La Furia de la Fuente del Sol", la agenda de Illidan es miope: de regreso en Outland, el semidemonio, recuperado de la herida mortal de Frostmourne, decide enconcharse, apertechar sus fuerzas para protegerse de la segura venganza de Kil'jaeden. Illidan amasa sus fuerzas: recluta a varios de los elfos de Kael para enseñarles las artes de los cazadores de demonios, porque sabe que los va a necesitar si Kil'jaeden le ataca; empieza a hacer un ejército de orcos viles, valiéndose de su alianza con Kargath Bladefist, incrementando su número mediante la sangre de Magtheridon, encerrado en lo profundo de Hellfire Citadel.

Como Magtheridon antes que él, toma posesión del Templo Negro, la fortaleza más dura de penetrar en todo Outland, y expulsa a sus anteriores ocupantes, los remanentes del Concejo de las Sombras, fieles a la Legión, que se ocultan en Auchindoun.

Se vuelve paranoico, impredecible. Empieza a temer una traición y se aisla. En su debacle hacia la locura, llega a creer incluso que venció a Arthas. En palabras de Akama, "solamente se ha reemplazado un señor malvado por otro".

Es allí que empieza a perder el respeto de sus subalternos, principalmente de Akama y de Kael: el primero, por darse cuenta de que Illidan es malvado; el segundo, porque se da cuenta de que el semidemonio es un incompetente. Solo Vashj parece continuar fiel, pero aún así, hasta ella parece no ser de fiar completamente: es probable que Azshara tenga sus propios planes para ese vial del Pozo de la Eternidad que Illidan tan indulgentemente a dado a Vashj a cuidar.

A la locura de Illidan, se suma la impaciencia de Kael. Consumir la energía de los demonios es ofensivo, lento e insuficiente. La sed de magia de su pueblo es demasiado grande como par se saciada con tan viles acciones. Los demonios de los que se alimentan los elfos no son lo suficientemente poderosos para saciarlos, y con el cierre de los portales, ya no son tan abundantes. El más poderoso de ellos, Magtheridon, le está vedado por ser únicamente para los orcos viles. Y es allí cuando Kil'jaeden, como un murmullo de la conciencia, toca el oído del ya predispuesto Sunstrider: hay una fuente aún más poderosa...
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WalTheR
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MensajeTema: Re: Cabos Sueltos de la Expansion The Burning Cruzade   Cabos Sueltos de la Expansion The Burning Cruzade Icon_minitimeJue Ago 21, 2008 10:15 pm

El retorno de los Naaru: un inesperado obstáculo.

Hay, sin embargo, algo que ni el mismo Kil'jaeden había calculado. Desde algún otro planeta en una dimensión no conocida, aparece en medio de los cielos tormentosos de Outland, el Tempest Keep. Kil'jaeden conoce a sus señores: los Naaru, siervos de la Luz, enemigos acérrimos de la Legión, a la que están empecinados en derrotar, y que, probablemente, fuesen aliados de Sargeras antes de que el Titán cayese hacia el lado oscuro.

Peor aún. Con el retorno de los Naaru, reaparece también uno al que creía muerto y destruído: Velen El Profeta, su némesis milenaria. Kil'jaeden se da cuenta de que su hermano draenei ha logrado sobrevivir a la masacre que los orcos hicieron años atrás. El plan de vengarse y destruir a los Draenei ha fallado y esto le llena de cólera. Kil'jaeden sabe que Velen buscará a los Naaru y que juntos, serán una fuerza que rete el poder de la Legión.

El retorno de los Naaru es un vaso de agua fresca para Outland. Hay más buenas noticias: los Naaru no han regresado por casualidad. Con fascinación, nos enteramos que Khadgar el Mago y la Expedición de la Alianza, que hará tantos años fue más allá del Portal Oscuro, ¡ha sobrevivido!

Valiéndose de uno de los portales de Ner'zhul, Khadgar había sido capaz de guiar a la Expedición a un plano seguro donde protegerse de la destrucción de Draenor. Allí, había dado con A'dal, poderoso líder de los Naaru, y lo había convencido de volver a Outland para pelear una nueva batalla contra la Legión.

Kil'jaeden se dio cuenta de lo que ocurría: los Draenei no solamente se aliaban de nuevo con los Naaru, sino con la Alianza. Había que pararlos o todos sus planes fracasarían.


El ataque a Tempest Keep.

Era la primera prueba para su nuevo pupilo. Como otros antes que él, Kael venía a tomar el lugar que antes habían ocupado Ner'zhul, Gul'dan, Tichondrius y el mismo Illidan: lugarteniente de Kil'jaeden el Embaucador. Esto, claro, tenía que mantenerse en secreto, pues si Illidan se daba cuenta de la profana unión, seguramente destruiría a Kael antes de que éste pudiera llevar a cabo sus planes.

Así que Kael actuó su papel. Fingiéndose fiel a Illidan, éste le confió un vial del Pozo de la Eternidad, como a Vashj. Instruido por Kil'jaeden, convenció al semidemonio de que los Naaru eran una amenaza real a su poder en Outland. Illidan terminó de convencerse cuando A'dal y Khadgar reconstruyeron la antigua ciudad de Shattrat casi en su propio traspatio. Estaba decidido: los Naaru tenían que ser destruidos.

Para esto, el primer paso fue tomar Tempest Keep. Si lograban hacerse con el control de la nave interdimensional, los Naaru no podrían tener refuerzos. Era lógico que Illidan aceptara: era el mismo plan que lo había llevado a conquistar Outland. Kael sería el encargado de hacerlo, naturalmente, pero Kil'jaeden contaba con eso. Al mismo tiempo, Illidan colocaba a los Naga de Vashj en la Marisma de Zangar, desde donde podrían dar problemas a los Draenei de Velen. Illidan, cual marioneta, no se daba cuenta que su nueva estrategia era en realidad una patraña de Kil'jaeden para:

1) dividir sus fuerzas;
2) permitirle a Kael libertad de acción para lo que vendría después;
3) tratar de debilitar a los naaru y
4) destruir a Velen y los Draenei.

Las cosas salieron casi como esperaba: los elfos de sangre atacaron y tomaron Tempest Keep. Sorpresivamente, la nave se encontraba protegida únicamente por un Naaru, M'uru. Extraño, ¿verdad? Sin embargo, Velen y sus Draenei lograron salvar un satélite: Exodar. Valiéndose de él, los Draenei se teletransportaron hacia el único lugar donde podrían conseguir ayuda para lo que se venía: Azeroth. Era lógico. Khadgar les había instruido en dirigirse allí con la esperanza de que entraran en contacto con la Alianza (Khadgar ignoraba lo que había sucedido en Lordaeron). Los elfos, sin embargo, lograron sabotear Exodar antes de que partiera y el satélite se estrelló en las islas Azuremyst, totalmente al otro lado de lo que Khadgar esperaba. Ayudando a los Furbolgs de las islas, sin embargo, los Draenei lograrían, eventualmente, entrar en contacto con los Elfos Nocturnos (tradicionalmente aliados de los Furbolgs), y finalmente, hacer su ingreso a la Alianza.


Juego de Traidores: El Traidor Traicionado.

Tomado Tempest Keep, Kael'thas por fin tenía libertad de acción. Aislado en Netherstorm, totalmente al otro lado de Outland, el elfo podía actuar sin que Illidan sospechara. Allí, Kael tramó su traición: ahora, tenía su propia agenda y le tenía sin cuidado Illidan. Los demonios de la Legión allí, por orden de Kil'jaeden, plegaron su lealtad a Kael, nuevo lugarteniente del señor demonio, y empezó el proceso de drenar las energías de la Tormenta, necesarias para la siguiente fase del plan de Kil'jaeden. Se crearon las Forjas de Mana. Kael entró en contacto con poderes que jamás había imaginado llegaría a tener. Y su ambición empezó a crecer...

Al otro lado de Outland, Illidan continuaba su guerra contra los Naaru. Estos respondieron encargando la defensa de la ciudad de Shattrat a los Aldor, sacerdotes de los draenei. Los Enanos Wildhammer, a su vez, liderados por Kurdran, lograron una genial incursión en el Valle Shadowmoon, construyendo un fuerte desde donde atacar el Templo Negro. Danath Trollbane, a su vez, establecía Honor Hold en la Península del Infierno, constituyéndose una amenaza para el ejército orco estacionado en Hellfire Citadel. Illidan necesitaba refuerzos y, lógicamente, recurrió a Kael. Para guardar las apariencias, pero también porque sabía que los Naaru eran una amenaza a su propia seguridad, Kael envió a lo mejor de sus tropas contra ciudad de Shattrat. Y sucedió lo inesperado.

A las puertas de la ciudad, Voren'thal, el líder de las tropas, entregó las armas y pidió audiencia con A'dal. El viejo elfo, sacerdote de la Luz, en los tiempos de los Altos Elfos, profeta entre los suyos, había vislumbrado que una calamidad se avecinaba si los elfos continuaban el camino de su líder Kael. Voren'thal, probablemente uno de los fundadores de Quel'thalas, sabía bien que los actos del Príncipe se asemejaban en demasía a lo que había ocurrido milenios atrás, en la Guerra de los Ancestros, con Azshara. Pactos con demonios, ambiciones desmedidas, ansias de poder. Aquello no podía ir bien. El mismo Kael se había vuelto prepotente, arrogante, aquel elfo que había sido noble y augusto. Poniéndose al servicio de A'dal, Voren'thal fundó la Orden de los Arúspices, que casi en seguida entró en conflicto con los Aldor, recelosos de los elfos desde la caída de Tempest Keep. Los Arúspices, de inmediato, se dieron a la tarea de desenmascarar a Kael, pues todavía en este momento no conocían que el verdadero cerebro tras la operación, era Kil'jaeden.
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MensajeTema: Re: Cabos Sueltos de la Expansion The Burning Cruzade   Cabos Sueltos de la Expansion The Burning Cruzade Icon_minitimeJue Ago 21, 2008 10:16 pm

De vuelta en Azeroth.

Así estaba Outland cuando se dio un hecho inesperado para todos: del otro lado en Azeroth, el demonio Kazzak había logrado dar con un artefacto lo suficientemente poderoso como para reabrir el Portal Oscuro. Kazzak había estado fungiendo como comandante de las fuerzas remanentes de la Legión en Azeroth, pero su mayor deseo era regresar lo antes posible a Outland para ponerse en contacto con el alto mando, pues Kazzak no era precisamente un genio militar.

A su vez, Azeroth había estado bajo una ténue paz durante los anteriores cinco años. La Horda y la Alianza, aunque no oficialmente en guerra, protagonizaban escaramuzas entre los rangos bajos, y una serie de alocados y jóvenes aventureros recorrían sus tierras en busca de tesoros y emociones.

De todas las naciones, la situación de los elfos de sangre en Quel'thalas era la más precaria: sin el Pozo del Sol, los más viejos y más jóvenes de ellos morían sin remedio, y la sed de magia hacía estragos entre la población. Gracias a ciertos hechos ocurridos alrededor de una ingenua chica llamada Anveena, las fuerzas de Lor'themar Theron, Ranger General, habían logrado expulsar a la mayoría de las fuerzas del Azote, destruyendo a su líder en el proceso, el traidor elfo Dar'khan Drathir, y retomando el control del amado Bosque de Eversong, y reconstruyendo la ancestral Silvermoon. En estos hechos había tenido una intervención determinante la Reina Banshee Sylvannas Windrunner, antiguamente Ranger de Silvermoon y ahora señora de los Forsaken, quienes a su vez habían pactado con la Horda. Mediante Sylvannas, los elfos de Azeroth lograron hacer una alianza con la Horda, que les dio soporte, en parte por estrategia y en parte para encontrar una cura a la sed de magia, como los orcos la habían encontrado a la sed de sangre.

Pero los elfos de Azeroth desconocían todo lo que ocurría en Outland. Kael se había marchado con la promesa de encontrar una cura a la sed de magia. Cuando el Magister Rommath, enviado por Kael, apareció en Silvermoon con noticias del Príncipe y de una tierra prometida, los elfos, quienes la pasaban realmente mal en Quel'thalas, decidieron lanzarse a la aventura en busca de la promesa de su Príncipe. Lo que hallaron fue muy diferente a lo que esperaban. La llegada del Naaru M'uru, sin embargo, enviado por el Príncipe para que se alimentaran de su energía, despertaba nuevas espectativas con la creación de los Caballeros de la Sangre. La Luz, que los había traicionado, era ahora abusada cruelmente para los fines vengativos de los caballeros. Pero el acceso a M'uru era para unos pocos privilegiados, no para toda la población.

La apertura del Portal Oscuro, a su vez, trajo también noticias para el resto de la Horda. Thrall estaba decidido a redescubrir el pasado de su pueblo y ver si había esperanzas para el antiguo Draenor, por lo que envió a sus tropas al mando del fiel Nazgrel para enterarse de la situación allí.

La Alianza, también, no se quedaba cruzada de brazos. Cuando llegaron las nuevas desde la Fortaleza Nethergarde de que el Portal funcionaba de nuevo, en Stormwind temieron lo peor. Había también noticias de los elfos nocturnos sobre estos extraños Draenei que hablaban del peligro que eran las fuerzas de Illidan.

La Horda y la Alianza, entonces, se aprestaban para lanzarse en una aventura frenética por el control de Outland.


"No estáis preparados..."

El patio se le llenaba de problemas, entonces, a nuestro héroe Illidan. Al problema de los Naaru, la traición de Voren'thal y su temor por el regreso de Kil'jaeden, se sumaba la apertura del Portal. No bastaba con tener un felriver a la puerta del Templo Negro para colmarle los nervios, sino que ahora la Alianza y la Horda venían a Outland a aumentar su dolor de cabeza. Era evidente que muchos de ellos (principalmente sus hermanos kaldorei) no lo recordaban con aprecio. Y es que intentar destruir el mundo en dos ocasiones no era precisamente un recuerdo halagueño.

En Outland, muchos secretos fueron revelados: sorprendentemente, muchos orcos habían logrado sobrevivir a la destrucción de Draenor y se habían mantenido incorruptos. Estos orcos, llamados Mag'har, estaban dirigidos nada menos que por Geyah, la abuela de Thrall, y el hijo del legendario Grom Hellscream, Garrosh.

Estas nuevas motivaron a Thrall a viajar a Outland. Era obligatorio. Mucho de la ancestral tierra de Nagrand, patria orca, estaba intacta, y los espíritus habían empezado a mostrar benevolencia de nuevo. Se construyó la fortaleza de Thrallmar en Hellfire, pues era necesario combatir a los orcos viles de Hellfire Citadel, aberrante recuerdo de un pasado vergonzoso. Rexxar, a su vez, redescubría a su raza, los Mok'nathal, de los que creía ser el último, y se reconciliaba con su padre.

Había más. En Nagrand, el misterio de la montaña sagrada Oshu'gun era desentrañado. La montaña era en realidad una gigantesca nave interdimensional, similar a Tempest Keep, en la que los draenei habían sido salvados de la ira de Kil'jaeden en Argus. Fue en Oshu'gun donde los ancestros profetizaron que de la sangre de Durotan vendría la salvación de los orcos. Fue en Oshu'gun donde Ner'zhul se dio cuenta que había sido engañado por Kil'jaeden. Y era en Oshu'gun donde el moribundo K'uré creaba un vacío de sombras que convertía a los espíritus de los ancestros en caminantes del vacío, reclutados por la Legión para sus propios fines perversos.

La Alianza, mientras tanto, se ocupaba de sus propios asuntos. El Círculo de Cenarius y el Anillo de la Tierra se encargaban de reforestar el Bosque de Terrokar, enfrentándose en el proceso a la pérfida raza de los Arrakoa, que buscaban revivir a un Antiguo Dios, y de proteger Zangar de las acciones destructoras de los Naga de Vashj, descubriendo que estos drenaban el agua hacia Coilfang Reservoir con el objetivo de crear un nuevo Pozo de la Eternidad, cobrando la vida de Vashj en el proceso. A su vez, agentes de ambas facciones penetraban en Aunchindoun, donde los remanentes del Concejo de las Sombras habían invocado a la destructiva criatura Murmur, escencia del sonido. Y en las montañas Filoespada, se libraba una batalla para salvar a los Nether Dragons de las garras del clan Dragonmaw de Zuluhed el Viejo, descubriendo en el proceso, que la progenie de Neltharaku había surgido a partir de los huevos que Deathwing El Destructor había ocultado en Draenor con la esperanza de revivir al Vuelo Negro.


El verdadero reto, no obstante, aún estaba por venir.

"Traidor... En verdad, yo fui el traicionado... Aún hoy soy cazado... Aún hoy soy odiado... Pero hay momentos en que se debe forzar la mano del destino..."


Si Illidan hubiera sido un tipo más racional, se habría dado cuenta de que era mejor aliarse con los Naaru que combatirlos. Irónicamente, esa ceguera mental fue finalmente su perdición.

Aislado, vacío, Illidan aún no terminaba de comprender que se había sellado su destino, que había sido manipulado por sus enemigos y que a la hora de la verdad, estaría solo. Eso, sin embargo, no era nada nuevo. Siempre había estado solo, poniendole el pecho desnudo a las balas, desde hacía diez mil años. Odiado, cazado como un perro, aún su propio hermano le había mandado diez mil años a la sombra. Lo único que amaba, su venerada Tyrande, se encontraba a miles de kilómetros en otro mundo, y estaba seguro de que nunca la volvería a escuchar (porque no puede verla). La vida había sido injusta con él, y en los pocos momentos de lucidez que ahora tenía, en medio de la noche, de rodillas en la cúspide del Templo Negro, sostenía la Calavera de Gul'dan en su mano, odiando y odiándose, preguntándose "ser o no ser".

Por lo menos, dentro del Templo estaba seguro. Además, esa molesta Maiev Shadowsong languidecía su prisión en lo profunda de Warden's Cage. Se aseguraría que pagara con diez mil años de oscuridad lo que él había sufrido...

Cuando la puerta de su cámara cayó y miró a Akama rodeado por los ejércitos de la Horda y la Alianza que venían por él, Illidan supo que su destino estaba sellado. Aún así, si el Clan Nihilum quería su cabeza, la batalla sería larga y sangrienta. Y lo fue. Lo único que no se esperaba era que, en el punto más álgido de la misma, Maiev Shadowsong, la Venganza en persona, apareciera para cobrarse la vida de Naisha.

¿Dónde estaban Kael y Vashj? En el fondo, Illidan sabía que no podía contar con ellos. Nunca más. Pero el Cazademonios vendió cara su derrota. Cuando la hoja de la espada curva de Maiev descendió sobre su cuello y cegó para siempre su vida, Illidan sabía, en lo profundo de su alma, que cuando el momento llegara, lo iban a extrañar.


La derrota del Rey Sol.

Al principio de este largo relato, dijimos que el verdadero villano de "The Burning Crusade", es Kael'thas Sunstrider. Autoproclamado Rey Sol, el último heredero de Dath'remar Sunstrider se aprestaba a ejecutar el plan que tan hábilmente había elaborado en secreto durante estos años. Había recogido suficiente energía en las Forjas de Mana, la cual utilizaría para realimentar el Pozo del Sol en Azeroth. Esto, sin embargo, implicaba un pequeño problema: para lograrlo, tenía que pagar un precio muy caro a favor de su benefactor, el pérfido Kil'jaeden.

Kael, no obstante, ya había cruzado hacía tiempo la frontera de lo permitido. Su trabajo, además, había desestabilizado enormente la Tormenta sobre Tempest Keep. Según los estudios realizados por los Goblins estacionados allí, si Kael continuaba "el drenaje" de la energía de la Tormenta, ésta se desestabilizaría al punto de estallar y crear un nuevo cataclismo que seguramente arrasaría Outland. Los Goblins, claro, habían construido un cohete para lanzarse a la Tormenta para poder darse cuenta de esto, pero es que son Goblins...

Pero había más. Gracias a las investigaciones de los Arúspices tanto en Azeroth como en Outland, finalmente se había descubierto la conexión de Kael con la Legión. Asombrados, los mismos elfos de sangre que habían viajado a Outland con la esperanza de la tierra prometida se veían ahora urgidos a combatir a su "salvador". A'dal mismo estaba consciente de que, al final, Kael resultaba más peligroso que el mismo Illidan, pero como veremos, esto ya lo sabía de antemano.

Tempest Keep, entonces, se volvió en campo de batalla de la Netherstorm. Las fuerzas enviadas por A'dal asaltaron la fortaleza, despachando en el proceso a los lugartenientes del Rey Sol, hasta confrontarlo en persona. Y el que una vez fue el más amado de los altos elfos se convirtió en el enemigo de todos. Arrebatado del poder que una vez fue suyo, Kael habría muerto de no ser porque, oh poder de Kil'jaeden, una de sus esferas verdes logró conservar su escencia intacta. Y aunque mal herido, el Rey Sol logró sobrevivir... y volver a casa.


Final: el destino está a la mano.

Es ahora que finalmente encajan todas las piezas. El ajedrez de Kil'jaeden está completo. Mientras la Horda y la Alianza se desgastaban luchando contra Illidan en Outland, es en Azeroth donde se decidiría todo. Al fin y al cabo, el Traidor había servido para algo, después de todo: ganar tiempo.

Ese había sido el plan desde el principio. Igual que Sargeras hacía diez mil años, Kil'jaeden había seducido a un ambicioso de poder, para abrir un portal hacia Azeroth y traer el Apocalipsis. Solo que él triunfaría donde Sargeras había fallado y ahora si se convertiría, por derecho propio, en el único y auténtico Señor de la Legión Ardiente. La Cruzada iniciada hacía tanto tiempo finalmente daría su fruto: vencer o vencer.

Pero en estas historias, siempre hay algún cabo suelto, aún para un villano tan astuto y fascinante como Kil'jaeden. No por nada, le llaman "profeta" a Velen. Una vez más, el que una vez fue su mejor amigo vendría a ser la piedra en el zapato de sus planes. Hacía mucho tiempo ya, que Velen había visto el futuro, y conocía de los planes de Kil'jaeden. A'dal había sido advertido y un plan ha sido preparado para detener los planes del Man'ari eredar.

Por eso fue tan fácil tomar Tempest Keep... Un solo Naaru, M'uru, fue dejado atrás por sus hermanos, pero todo estaba planeado. Múru había aceptado, desde hacía tiempo, su papel de mártir en esta novela, porque sabía que de su acción, vendría la redención de los elfos de sangre. Su sacrificio ha permitido que los elfos vuelvan por el sendero de la Luz, de la mano de Lady Liadrin y de Voren'thal. Lamentablemente, para él es tarde: el hostigamiento contínuo al que fue sometido en Silvermoon ha iniciado un proceso irreversible hacia el vacío... convirtiéndolo en el Dios Voidwalker Entropius.

En tanto, Kael'thas regresaba a casa, solamente que un poco... diferente. De su anterior encuentro, había salido maltrecho... ni siquiera se sabe si había salido vivo. Su cuerpo, rearmado como una marioneta por Kil'jaeden, se asemeja ahora más a un lich, con un horrible cristal verde incrustrado en el pecho. Es irónico. Kael termina convertido en lo que más odia y sirviendo al individuo responsable de crear el Señor del Azote, que destruyó Quel'thalas en primer término. No sabemos si Kael es una criatura revivida, como un muerto viviente (la Legión tiene experiencia en Nigromancia) o solamente vive "porque Kil'jaeden así lo quiere" (como le ocurrió a Ner'zhul).

Aunque ha logrado traer la energía recolectada en las Forjas de Mana, esta parece no ser suficiente para reactivar el Pozo del Sol. Sin embargo, Kael se ha enterado de que la esencia del Pozo ha sobrevivido en la forma de un avatar: la chica humana Anveena. Por eso, ataca Sunwell Plateau y secuestra a Anveena, colocándola en una esfera de energía donde sus poderes serán drenados para energizar el Pozo. Y cuando la energía sea suficiente, el Portal se abrirá y dará paso... al que nos liberará a todos.

El destino está a la mano.
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SiläH
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MensajeTema: Re: Cabos Sueltos de la Expansion The Burning Cruzade   Cabos Sueltos de la Expansion The Burning Cruzade Icon_minitimeJue Ago 21, 2008 10:31 pm

He leido un trozo de la primera parte. Que xulo!!

Ademas de estar bien, a mi me encanta la historia de el mundo de Warcraft. Todas esas leyendas i mitos, me emocionan ^^

Gracias Walter!!

Saludos!! ^^
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WalTheR
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MensajeTema: Re: Cabos Sueltos de la Expansion The Burning Cruzade   Cabos Sueltos de la Expansion The Burning Cruzade Icon_minitimeJue Ago 21, 2008 10:59 pm

Leelo todo Silah, esta muy bueno..hasta me tuve que poner a repasar porque habia cosas que ya no recorbaba Crying or Very sad
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Greyjow
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MensajeTema: Re: Cabos Sueltos de la Expansion The Burning Cruzade   Cabos Sueltos de la Expansion The Burning Cruzade Icon_minitimeJue Sep 04, 2008 3:08 pm

Hace tiempo que parto de la idea de que archimonde, kil jaeden y velen eran hermanos, lo que ya no me queda claro es que si eran hermanos de sangre o por hermandad... Aun asi es un buen repaso a todo lo conocido.
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Fossita
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MensajeTema: Re: Cabos Sueltos de la Expansion The Burning Cruzade   Cabos Sueltos de la Expansion The Burning Cruzade Icon_minitimeJue Sep 04, 2008 4:20 pm

Me he leído ya el primer trozo... Y tiene razón... Illidan siempre me ha dado pena... U.U en fin... Seguiré leyendo otro diita.

Besitos!!!

P.D. Muy buen post!!
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Purunga
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MensajeTema: Re: Cabos Sueltos de la Expansion The Burning Cruzade   Cabos Sueltos de la Expansion The Burning Cruzade Icon_minitimeJue Sep 04, 2008 4:35 pm

Exelente Walther XD
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MensajeTema: Re: Cabos Sueltos de la Expansion The Burning Cruzade   Cabos Sueltos de la Expansion The Burning Cruzade Icon_minitime

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